domingo, 9 de enero de 2011

Capitulo 37

La noche de Miriam y Harry.
Cuando los dos llegaron a casa de los chicos, ella no quería soltar la mano de Harry pero lo tuvo que hacer para que este pudiera abrir la puerta. Una vez dentro de casa Harry tiro su cazadora y agarro de la cintura a Miriam.

Harry: Llevo todo el día pensando en quedarnos a solas.
Miriam: Yo también -Miriam beso el cuello de Harry.
Harry subió a Miriam encima de la mesa y comenzaron a besarse, los botones de la camisa de Harry se iban desabrochando y entonces Miriam decidió hacer lo propio y se quitó su camiseta de rayas azules. Justo en ese momento, el móvil de Miriam comenzó a sonar.
Harry: Miriam, creo que tu móvil está empezando a moverse en el interior de tu bolsillo.
Miriam: ¡Vaya pensé que eras tú!, ha ha ha.
Harry: Siempre tan graciosa, pero no, es verdad te suena el móvil.
Miriam cogió su móvil y fue al baño, cuando contesto era la pesada de su amiga Sonia. No se podía creer que la llamara para eso, pero si, después de darle sus particulares consejos, colgó y volvió al salón allí ya no estaba Harry.
Miriam: ¿Harry donde te has metido?
Harry no contestaba, Miriam lo buscaba por toda la casa, primera planta nada, segunda planta nada, entonces ella descubrió un pequeño escondrijo donde había unas escaleras. Descalza las subió y abrió una puerta que conducía a un balcón en el tejado.
Miriam: ¡A si que estabas aquí! ¡Llevo un rato llamándote!
Harry: Perdona, aquí no se oye nada y pensé que aun estabas hablando por el móvil, ¿Quién era, tu novio?
Miriam: Que yo sepa, mi novio está aquí.

Harry se acercó a Miriam y se apoyó en la barandilla.
Harry: ¿Acabas de decir que soy tu novio? Miriam se está comprometiendo con algo.
Miriam: Ya iba siendo hora ¿no?

Miriam acerco su boca a los labios de Harry. Y entonces llegó el momento, allí en medio de la nada y con una vista maravillosa de Londres, Harry dijo:
Harry: Miriam te quiero.
Ahí estaban, las dos palabras que toda chica desea oír y que tanto miedo daban a Miriam. El solo sonido de un Te quiero le daba pánico. Un horroroso silencio rompió el romanticismo.
Harry: ¡Vaya ha sido demasiado!
Miriam: No, no ha sido precioso, pero esto me da un poco de miedo.
Harry: Si te da miedo, es porque no estas segura.
Miriam: No, no sí que lo estoy y más que nunca créeme, lo que pasa es que quiero que salga de mí, no decirlo porque tú lo has dicho… y para eso necesito tiempo.
Harry: Ok, entonces piénsatelo.
Harry se apartó de Miriam y se quedó pensativo.
Miriam: ei, no te enfades. No quiero que te enfades conmigo.
Harry: No, no estoy enfadado. Es que pienso que te complicas demasiado. ¿Porque no te dejas llevar y ya está?
Miriam: Pues si te digo la verdad, no lo sé.
Harry: Miriam, tomate el tiempo que quieras, pero necesito saber que me quieres, no quiero implicarme en esto demasiado para luego sufrir, mira lo que le paso a Dougie, lo dio todo por su relación y resulto mal parado, gracias a Nerea lo ha conseguido superar pero yo no sé si seré capaz, si algo malo pasara.
Miriam: Ahora eres tú el que se complica demasiado, déjate llevar ¿no?
Harry: ha, ha, ha.
Miriam: Mira empecemos de nuevo.
Harry: ¿Desde el principio?
Miriam: ha, ha no, desde esta noche.
Harry: vale.

Harry volvió a coger a Miriam por la cintura y comenzó a besarla y se volvió a repetir la mimas conversación mientras se besaban.
Harry: llevo todo el día pensando en quedarnos a solas.
Miriam: ha, ha y yo.

Harry agarro la mano de Miriam y los dos bajaron a la segunda planta. Harry y Miriam se encontraban en la habitación de este y con la puerta ya cerrada y la luz apagada volvieron a quitarse la ropa. Una vez en la cama y el encima de ella, comenzaron a sentirse cada vez más calientes. Ella se agarraba en la espalda de Harry y podía contar uno por uno cada musculo, el besaba el cuello de ella mirándola con unos ojos sin punto fijo. Entonces ella decidió ponerse arriba cambiando así el rumbo de las cosas, esta vez le tocaba a ella ir bajando y bajando hasta que sin preaviso Harry decidió volver a su posición inicial y dejar a Miriam sin posibilidades. Los dos se entregaron más que nunca, Harry nunca había sentido a Miriam tan excitada y él se encontraba en una especie de frenesí imparable e incapaz de expresar con palabras esta vez eran sus cuerpos los encargados de escribir el guión. Una vez finalizado su encuentro sexual Miriam dijo:
Miriam: Harry te quiero, y no solo por lo que acaba de pasar "que también" sino por todo, por cómo me haces sentir cada vez que estamos juntos, por tu sentido del humor, por tu saber estar, por lo cariñoso que eres, por tener esos ojos y ese labio inferior que me vuelve loca, en fin simplemente por estar conmigo a pesar de no ser tan romántica como lo eres tú. Te quiero.-susurro a su oído.
Harry: repítelo otra vez, me encanta oírlo de tu boca.
Miriam: Te quiero.
Harry. Otra vez.
Miriam. Harry voy a parecer un loro.
Harry: entonces lo digo yo. Te quiero, te quiero, te quiero.
Miriam paro a su impulsivo Harry que no paraba de repetir esas dos palabras que a Miriam ya no le daban tanto pánico, incluso con el paso del tiempo ya las dominaba a la perfección.
La noche siguió su curso y para entretenerse los dos decidieron volver a repetir y sacar a relucir otra vez su lado salvaje, cuando ya no podían más y decidieron parar Harry abrazo con fuerza a Miriam que estaba con su cabeza apoyada en el torso de su chico.

Harry: ¿Sabes?, hacía tiempo que no me sentía así.
Miriam: ¿Así como?
Harry: Enamorado.
Miriam: ¡PUFF! , pues yo ya ni me acordaba, ¿se siente un cosquilleo aquí abajo en el estómago?
Harry: Si, bueno abajo en el estómago y un poco más abajo.
Miriam: ha, ha, ha. Ese tipo de comentarios solo los hago yo, te estoy empezando a contagiar.
Harry: contagia me todo lo que quieras.-dijo besando de nuevo a Miriam.
Miriam: oye, tú no tenías una sorpresa para mí…
Harry: Eres una interesada…
Miriam: no bueno es que tú lo dijiste… y me acabo de acordar.
Harry: Ya, era broma.

Harry, se levantó de la cama y se puso sus calzoncillos, abrió un cajón y saco una caja. En ella estaba un pétalo de clavel blanco.
Harry: ¿Te acuerdas?
Miriam: si, además como no me iba a acordar si cada vez que te veo me lo recuerdas.
Harry: quiero que lo tengas tú y que lo guardes, así cuando seamos viejecitos y lo volvamos a ver seguirá intacto.
Miriam: Yo no quiero ser una pesimista, pero eso es técnicamente imposible y además yo no me hago vieja, yo cumplo años.
Harry: No seas tan "técnica" y coge la caja.
Miriam: Está bien, siempre me haces regalos, me invitas a sitios y yo no tengo ningún detalle contigo.
Harry: el mayor detalle, que estés aquí conmigo.
Miriam: que empalagoso eres y a la vez que guapo y atractivo, es que te comía a besos.
Y así es como pasaron el resto de la noche, beso tras beso se fueron quedando dormidos. A la mañana siguiente esta vez Miriam se levantó antes que su queridísimo Harry, le preparo el desayuno, se dio una ducha y se marchó, no sin antes dejarle un posit en el que decía:
"Siento haberme ido, pero estabas tan mono dormidito que no he querido despertarte. Me he ido a casa, se me ha hecho tarde y tengo cosas pendientes por hacer, espero que no te importe. Esta noche ha sido increíble, como todas las que estamos juntos. Llámame cuando estés despierto. Te quiero… otra vez"
Cuando Miriam cerró la puerta de la puerta, Harry extendía su mano en la cama y al palpar un vacío tremendo se despertó.

Harry: ¿Miriam?, si te has escondido que sepas que no tiene gracia, bueno si la tiene… ¡sal! 
Harry al ver que nadie contestaba bajo al salón y allí vio un folio cortado, era la nota de Miriam nada más leerla cogió su móvil y llamo.
Miriam: ¡Dime!
Harry: Que sepas que no me ha gustado nada despertarme y no verte.
Miriam: Bueno, pues otro día me quedo, pero es que tengo cosas por hacer y mañana lunes tengo que entregarlas y allí en tu casa sé que no voy a hacer nada.
Harry: Bueno algo, si haríamos.
Miriam: Ha, ha oye te dejo que voy a bajar al metro y se me va a ir la cobertura. Te quiero. Xoxo.
Harry: adiós y yo…

Harry se despidió algo inquieto, no estaba seguro de que Miriam realmente tuviera que irse, y no entendía porque no se había quedado a desayunar, pero decidió no darle ni la más mínima importancia, confiaba en ella, a si que decidió comerse ese enorme cruasán que le estaba amenazando.
Lo cierto es que ese día Miriam comenzaba a trabajar en el turno de mañana en un pub muy famoso en Londres. Sus padres andaban algo mal de dinero y ella sabía que debía comenzar a pagarse sus cosas, fotocopias, folios, ropa, fiestas y demás que estaba haciendo que sus padres se vieran apurados de dinero. Sabía que tanto sus amigas como los chicos le prestarían dinero, pero ella quería desenvolverse sola. No decidió contarle nada a nadie hasta que el trabajo no fuera fijo, de momento se las apañaría como pudiera para engañar a sus amigos y a Harry aunque ella supiera que no por mucho tiempo.

2 comentarios:

  1. Vale, DIOS, hacia mucho que no me pasaba por tu fic, y PUFF, me ha encantado.
    Oye, con esto de que eres de Salamanca, me ha dado la curiosidad por saber a qué instituto vas, si puedes decirmelo, claro xDDDD

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  2. Ya hemos acabado el instituto estamos en la universidad, es un poco dificil que coincidamos

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